miércoles, 10 de diciembre de 2014


Un huevo batido dentro de su propio cascarón

Este sencillo experimento nos va a permitir batir un huevo dentro de su propia cáscara. Así, podremos conseguir un huevo duro cocinado mezclando su yema y su clara, con un color anaranjado uniforme. Durante el experimento confirmaremos la importancia de una de las fuerzas cinéticas: la fuerza centrífuga.
Este es un experimento con una excelente y sana comida que, además de ayudarnos a aprender un poco de ciencia, puede servir para cocinar huevos con la yema y la clara mezclada. Sirve, por tanto, para dar un sorpresa a nuestros invitados y para jugar mezclando ciencia y alimentos.

  
Grado de dificultad: Media
Necesidades
  • Un huevo
  • Un calcetín (o la manga de una camiseta)
  • Un cordón de zapatos
  • Un cazo
  • Un poco de agua
  • Un fuego de cocina

El experimento
  1. Introducimos el huevo en el calcetín hasta que se acomode en el fondo (la parte donde quedarían los dedos). Atamos una cuerda o cordón de zapatos para que se quede bien fijado en el extremo.
  2. Cogemos el calcetín por la parte contraria al lugar donde se encuentra el huevo (basta con dejar algunas pulgadas de distancia, para que el huevo pueda girar alrededor de nuestra mano, sin chocar con ella).
  3. Damos vueltas al calcetín con la máxima fuerza posible, al estilo de un vaquero con el lazo, con cuidado para que el cascarón del huevo no se rompa. De vez en cuando páramos súbitamente. Tendremos que hacer este movimiento durante el máximo tiempo posible, al menos cinco minutos.
  4. Ponemos el cazo lleno de agua en el fuego. Cuando entre en ebullición introducimo el huevo con mucho cuidado. Esperamos a que el huevo se cueza al gusto.
  5. Dejamos que se enfríe el huevo y, al quitarle el cascarón, veremos como la yema y la clara se han unificado. El huevo cocido es uniformemente naranja.
  6. Comemos el huevo y comprobamos su sabor.

Conclusión
Los huevos están formados por la clara, que rodea la yema. Esta se encuentra flotando en el interior del cascarón unida a los extremos por unas pequeñas estructuras. Estos finos hilos, llamados chalazas, anclan la yema en el centro del huevo.
Al rotar el huevo dentro del calcetín estamos provocando una fuerza cinética centrífuga que impele a la yema, que pesa más que la clara, a abandonar el anclaje de las chalazas. Si lo hacemos con suficiente fuerza, se romperán y la yema estará libre para chocar con las paredes. Multiplicamos esa fuerza al frenar la rotación, porque la inercia provoca que la yema tienda a seguir el sentido del movimiento. En ese momento, la membrana vitelina que la rodea también se romperá dejando que la yema salga y, gracias a la fuerza de rotación, se mezcle con la clara.

Qué aprendemos
Un huevo se compone básicamente de yema y clara. La yema es originalmente un óvulo, que en caso de estar fecundado se convierte en un embrión. La clara, en cambio, tiene una función primaria de protección de la yema y, posteriormente, también sirve fuente de nutrientes al embrión.
La energía que aplicamos con el calcetín provoca una fuerza centrífuga. La yema del huevo, que es más densa y pesada que la clara, tiende a salir hacia el exterior. Cuando lo hacemos con suficiente fuerza, la yema se desgaja y choca con la cáscara, por lo que se rompe.

Consejos especiales
  • Este experimento se puede realizar también con la manga de una camiseta larga. En ese caso, introduciremos el huevo en dicha manga y ataremos los dos extremos con la cuerda de zapatos. Con esta variante, el movimiento rotatorio tiene que hacer con las dos manos, con movimientos circulares en los que el huevo queda rodeado por nuestras manos.
  • Este experimento se realiza con un huevo, que tiene una frágil cáscara. Hay que habituarse lentamente al movimiento de rotación, para que al frenar el cascarón no se rompa. En todo caso, conviene utilizar un calcetín o una camiseta que no se vaya a volver a usar y realizarlo en algún lugar de fácil limpieza.
  • Los huevos son un producto alimenticio con el que hay que tener especial cuidado. La FDA, Food and Drug Aministration de Estados Unidos, calcula que se producen casi 150.000 brotes cada año a culpa de la salmonella, provocadas por la incorrecta manipulación de huevos. Hay que tener especial cuidado con su cáscara y comerlos siempre bien cocinados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario